Análisis

La inflación debería desacelerarse en el segundo semestre

Dante Sica Director

En la siguiente entrevista, Dante Sica –Director de ABECEB- afirma que la suba en las tarifas obedece a la necesaria corrección de precios relativos que está llevando a cabo las autoridades. En este marco, aun cuando puedan haber dificultades este año para alcanzar la meta de inflación, el desafío relevante es lograr poner el ritmo de incremento de precios en un sendero decreciente.

¿Cuánto impactará en inflación en el segundo semestre la suba tarifaria? ¿Es sostenible la meta inflacionaria de 25% del gobierno nacional? ¿Puede bajar la inflación en el segundo semestre?

La suba de tarifas de gas, agua y transporte era esperable, y obedece a la corrección de precios relativos que está llevando a cabo las autoridades, que se inició con la depreciación del peso en diciembre pasado, y el incremento de las tarifas eléctricas después.

Si bien estos aumentos complican el cumplimiento de la meta inflacionaria, lo cierto es que una vez que queden atrás el ritmo de suba de los precios domésticos debería desacelerarse en los próximos meses, convergiendo a tasas mensuales de 1,0%/1,5%. Esa es la clave: aun cuando puedan haber dificultades este año para alcanzar la meta, el desafío relevante es lograr poner a la inflación en un sendero decreciente. Y no parece una tarea imposible de alcanzar: las menores correcciones de precios relativos deberían sumarse al impacto rezagado de una política monetaria más restrictiva, reduciendo las presiones sobre los precios.

En este marco, la principal fuente de incertidumbre pasa por cómo cierren las negociaciones paritarias, donde el acortamiento de los plazos de negociación podría ayudar en la medida que efectivamente se logre bajar la inflación en los próximos meses. A su vez, hay que tener en cuenta que para reducir la inflación hay que atacar dos tipos de factores: aquellos que la disparan -como la monetización del déficit fiscal y una política monetaria expansiva- y los que la alimentan (conformando la famosa “inercia” inflacionaria), donde las expectativas juegan un rol fundamental. Trabajar sobre esto último resultará clave de cara al futuro, y en ese marco, es necesario contar con un índice de precios oficial cuanto antes.

A su vez, no hay que descuidar que a pesar del impacto adverso en lo inmediato que esperablemente tendrán estas correcciones sobre la trayectoria de la inflación y la actividad económica, la distorsión de precios relativos constituye uno de los principales obstáculos para el crecimiento.

¿Cree que hay margen para una reactivación de la economía este año?

Las medidas adoptadas por la nueva gestión apuntan a sentar las bases para recomponer el crecimiento. Si los obstáculos que se ciernen no son menores, no parece imposible que en la última parte del año la economía vuelva a mostrar signo positivo, de la mano de un repunte de la inversión.

En cambio, el resto de los componentes de la demanda agregada no será de ayuda: el sector externo juega en contra (especialmente por la crisis de Brasil), el consumo perderá poder adquisitivo, y el sector público tampoco aportará, dada la necesidad de reducir el importante déficit fiscal existente.

¿El BCRA tiene margen para seguir interviniendo y sosteniendo el dólar a menos de $16?

En las próximas semanas, es probable que no aparezcan grandes presiones en el mercado cambiario. Descontado un acuerdo con los holdouts que abrirá las puertas al financiamiento internacional, y de la mano de la llegada de los “soja dólares”, la cotización del dólar debería mantenerse fuera del centro de la escena en el corto plazo.

Y si bien es cierto que al mirar el año en su conjunto el mercado luce “apretado” en término de oferta y demanda de divisas, lo que podría derivar en nuevas presiones en los próximos meses, el BCRA posee herramientas para evitar una excesiva volatilidad, como lo son la tasa de interés y la intervención en el mercado cambiario. Obviamente, el valor del dólar sobre el cual se estabilice el mercado no será independiente de la trayectoria futura de la inflación, y entre otras cosas, es por esta razón que resulta clave lograr cuanto antes desacelerarla.