Análisis
Actividad
10/02/20152015, un año que podría tener dos dinámicas distintas

Director
En su columna de opinión publicada el Domingo 8 de febrero en el diario La Voz del Interior, el director de abeceb.com, Dante Sica, sugiere que la primera parte del año puede tener características similares a las de 2014, con recesión y trabas a las importaciones, pero hacia el segundo semestre se puede augurar una mejora, al compás del período electoral.
Si hay alguna característica que destacó la coyuntura económica en 2014 fueron los elevados niveles de incertidumbre, en especial en relación al rumbo que podía adoptar la política económica, en un marco de crecientes desbalances macro y medidas reactivas del Gobierno que iban “solucionando” alguna dificultad, generando un problema aún mayor.
Pero iniciado un nuevo año, y aun cuando los desequilibrios continúan sin resolución, lo cierto es que los principales lineamientos económicos ya han dejado de ser una fuente de dudas y no ocupan el protagonismo en la agenda ni de las autoridades ni de la opinión pública. Básicamente porque la contienda electoral será la que dicte el pulso de las decisiones oficiales. Esto significa que lo más probable es que los funcionarios no se esmeren por sellar un acuerdo con los holdouts (gracias a la holgura lograda tras el swap con China), que utilicen el tipo de cambio oficial como la principal ancla contra la inflación (vigilando el paralelo todo lo que sea necesario), y que la política fiscal agudice su rol como instrumento para impulsar la actividad económica.
Sin embargo, 2015 podría contener en su transcurso la dinámica de dos años relativamente disímiles. Es que si bien la primera mitad del año podría tener características similares a las de 2014, en particular en lo que refiere a trabas a las importaciones y actividad con signo recesivo, es probable que hacia el segundo semestre observemos algunas mejoras. ¿Por qué? Varias razones permiten ser algo más optimista.
A medida que se acerquen las primarias previstas para el 11 de agosto, y con ello, se intensifique la campaña electoral, las autoridades van a acelerar la utilización de todos los instrumentos disponibles para reimpulsar la economía, intentando generar un ambiente de bonanza y clima positivo. En particular, es esperable que se recurra a nuevos anuncios de incremento del gasto social, se aceleren las erogaciones para obra pública, y hasta podría aparecer alguna exención adicional al impuesto a las ganancias. El Gobierno podría también mostrarse algo más laxo en su objetivo de sostener las reservas a partir del segundo trimestre, autorizando más importaciones, lo que inyectaría oxígeno a la producción, especialmente en la actividad industrial.
A esto se sumaría que a partir de abril y con más fuerza a mediados de año, comenzarán a entrar en vigencia gran parte de los incrementos salariales sellados en las paritarias, lo que daría un impulso al consumo doméstico. Hay que tener en cuenta que los incrementos de ingresos lograrían este año empatar la suba de los precios promedio, lo que sumado a un mercado laboral más estable y a los planes oficiales de financiamiento sin interés, podría dar algo más del holgura a los hogares en materia de gasto, estimulando el consumo, una clave prioritaria para el equipo económico liderado por Kicillof.
Finalmente, aparece un tercer eje que probablemente resulte el de mayor relevancia para explicar una mejora en la segunda mitad del año, que es el factor político. Es que, superadas las Paso, habrá un panorama más claro sobre quiénes van a ser los principales protagonistas de las elecciones de octubre, y con ello, cuáles serán los lineamientos generales del próximo gobierno que asumirá la conducción de Argentina a fin de año. En un contexto de menor incertidumbre política y mayor confianza en la nueva gestión, las expectativas favorables podrían comenzar a adelantar decisiones de inversión de las empresas, de cara al cambio de ciclo que se aproxima, apuntalando en alguna medida la actividad económica.
Entonces, el último año de esta gestión se caracterizará por combinar dos semestres contrastables comenzando con una primera parte en una suerte de piloto automático de medidas reactivas que maquillarán algunos desequilibrios, controlando diariamente el stock de divisas y con una actividad encorsetada por las restricciones. Pero para el epílogo contaremos con todos los aditamentos de un gobierno en campaña electoral, con inversiones en obra pública, intentando apuntalar el consumo y generando un clima que buscará reflejar algunos de los logros de una década que se despide y augura un cambio.