Análisis

Actividad

08/08/2014

Se deterioran las perspectivas empresarias, de la mano de la recesión económica

Dante Sica Director

Las empresas consideran que para mantener el empleo necesitan ayuda fiscal (como fueron los programas Repro en 2009). Y si bien recientemente hubo anuncios en esta dirección, hay que tener en cuenta que actualmente los márgenes fiscales para ayudar a una recuperación económica son muy estrechos. En general, las expectativas empresarias continuarán dominadas por la elevada incertidumbre, la recesión económica y la sostenida pérdida de rentabilidad

La maxidevaluación, el aumento de las tasas de interés y la recesión económica deterioraron la perspectiva económica de los empresarios, dado que esta situación ocasionó un ajuste en el sector privado. En particular, esta situación se sintió con fuerza a nivel industrial, donde al retroceso del mercado interno se sumó un Brasil debilitado y la pérdida de mercados por el deterioro de la competitividad.

De todos modos, cabe destacar que durante la primera mitad del año las compañías mantuvieron una actitud precautoria, a la espera de observar la magnitud de la caída de la demanda. Esto se vio reflejado en el mercado laboral, que comenzó dar cuenta de las primeras señales de fatiga a través de suspensiones en algunos sectores. Pero hay que tener en cuenta que si la situación de deterioro se alarga, las suspensiones terminarán en despidos, y con ello, el empleo sufrirá.

En este sentido, las empresas consideran que para mantener el empleo necesitan ayuda fiscal (como fueron los programas Repro en 2009). Y si bien recientemente hubo anuncios en esta dirección, hay que tener en cuenta que actualmente los márgenes fiscales para ayudar a una recuperación económica son muy estrechos. Es que dado el creciente déficit fiscal financiado con emisión monetaria, cualquier medida anti cíciclica significará en gran medida más inflación y/o brecha cambiaria, lo que finalmente terminará teniendo el efecto contrario al buscado sobre la actividad.

Además, se mantiene la preocupación entre los empresarios por la pérdida de rentabilidad que ocasiona la suba de costos. En un contexto que además se caracteriza por los elevados niveles de incertidumbre y la ausencia de reglas de juego estables, esto continuará restringiendo las inversiones y la generación de empleo. En otras palabras, se espera que las empresas mantengan una actitud más conservadora y de defensa, llevando a cabo sólo las inversiones que consideren necesarias o que representen una oportunidad.

Mientras tanto, toda inyección de capital externa estará condicionada a cómo continúe el litigio con los hold outs. De hecho, las grandes empresas están muy atentas a lo que suceda con esto, dado que muchas están acumulando deuda con sus casas matrices o sus importadores. Pero de sostenerse la cesación de pagos, las divisas serán todavía más escasas, con lo que las autorizaciones para importar y para girar divisas al exterior continuarán siendo a cuenta gotas.

Y hay que tener en cuenta que a la desmejora de las expectativas producto de los crecientes problemas observados a nivel doméstico podría sumarse, en los próximos meses, el impacto negativo de algunas luces amarillas que se van enciendo desde el frente internacional. Varios son los factores que han mostrado un deterioro en el pasado reciente: Brasil tracciona menos, el precio del petróleo está alto (lo que deteriora la balanza comercial dado que Argentina ahora es importador neto de energía), el precio de la soja tuvo su mayor caída en cuatro años, y las exportaciones industriales pierden competitividad lo que hace perder mercado y concentrarse sólo en Brasil.

Con todo, es difícil esperar un cambio en la tendencia en el corto plazo. Las expectativas empresarias continuarán dominadas por la elevada incertidumbre (y en particular en relación al conflicto con los hold outs), la recesión económica y la sostenida pérdida de rentabilidad. Esto continuará limitando las inversiones y las contrataciones en los próximos meses, las cuales seguirán a la espera de un contexto económico más despejado.