Análisis

La negociación con Repsol: Una nueva señal de acercamiento a los mercados internacionales

El principio de acuerdo entre el Estado Nacional y Repsol se suma a medidas como el pago de los juicios en el CIADI, la construcción de un IPC bajo auditoría del FMI y la negociación con los holdouts como parte de una estrategia más amplia de reinserción en los mercados financieros internacionales, que surge ante la necesidad de incrementar las fuentes de ingresos de divisas para el año próximo.

Tras la reunión efectuada ayer en las oficinas de YPF, se dio a conocer un comunicado que anunció un principio de acuerdo entre el Estado Nacional y Repsol acerca de la compensación por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF en abril de 2012. Tal como indica este comunicado, el arreglo implicaría fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos, y que ambas partes desistan de las acciones legales en curso.

Con este acuerdo -aún sujeto a la aprobación de Repsol- la empresa estatal intenta alentar nuevas inversiones extranjeras. En este sentido, la compensación destrabaría negociaciones con otras compañías interesadas en la explotación del yacimiento Vaca Muerta. Además, los directivos de la empresa esperarían una respuesta más favorable de parte de los representantes de la firma española hacia las propuestas del Estado en las reuniones de directorio de YPF.

A nuestro entender, esta apuesta del Gobierno forma parte de una estrategia más amplia, que intenta dar un giro en la relación con los mercados internacionales, y confirma el escenario de abeceb.com para 2014. Es que el año próximo las autoridades necesitarán acceder a nuevas fuentes de ingresos de divisas, si es que se quiere frenar el drenaje de reservas y llevar a cabo algunas demoradas correcciones sin tomar medidas que afecten abruptamente la marcha de la actividad económica. En particular, la estrategia oficial estaría apuntando a conseguir fondos de organismos internacionales, pero también financiamiento para inversiones, y en particular en el sector energético.

En este sentido, son varias las señales que indicarían un cambio de rumbo en la relación con los mercados financieros internacionales. Un claro ejemplo es el acuerdo de pago con las cinco empresas con sentencia favorable en el CIADI, que tuvo lugar a principios de octubre de este año. Casi en simultáneo, se acordaron créditos con el Banco Mundial por US$ 3.000 millones durante los próximos tres años, destinados a financiar el desarrollo de áreas clave en salud, educación y desarrollo rural. Aunque hay que tener en cuenta que sólo US$700 millones constituyen fondos “frescos”, dado que el saldo restante corresponde a la cancelación de otras obligaciones con el organismo y al pago de intereses.

En la misma línea, se destaca la reapertura del canje de deuda en default anunciada el 11 de septiembre pasado, con lo que se intentó demostrar voluntad de pago ante la justicia de Nueva York por los juicios mantenidos en esa jurisdicción con los denominados holdouts. Esta medida significó un cambio radical de la actitud del Gobierno frente a estos fondos, con los que se venía enfrentando desde el cierre del canje de 2010 y hoy propone llegar a un acuerdo.

Finalmente, el gobierno también estaría intentando mejorar su desgastada relación con el FMI. En este caso, a través de la confección de un nuevo IPC con la colaboración y auditoría del organismo. Esto podría derivar en que el gobierno acepte nuevamente someterse a la revisión de las cuentas públicas tal como establece el artículo IV de la Carta Orgánica de dicho organismo. Avanzar en esta dirección sería un paso obligado si se planea negociar con el Club de París el pago en cuotas de la deuda aún en default.