Análisis
Precios
11/02/2013Como medida aislada, el congelamiento de precios no frenará la inflación

Coordinadora de Desarrollo de Producto
El gobierno argentino firmó con las principales cadenas de supermercados del país un acuerdo mediante el cual no se van a modificar precios hasta el 1 de abril próximo (60 días). Esta medida, inspirada en el control de la inflación durante el periodo de paritarias salariales, no parece ser suficiente, si la intención del gobierno es, de una vez por todas, enfrentar seriamente el problema.
La experiencia existente en materia de controles de precios -tanto en Argentina como en otros países del mundo- indica que los mismos pueden constituir una herramienta más en la lucha contra la inflación, pero que no funcionan como medida aislada. Esto es, en la medida que las autoridades no lleven a cabo un programa macro integral, que permita anclar las expectativas de inflación y frenar la inercia inflacionaria existente, los controles de precios por sí solos harán poco y nada.
Es que si el congelamiento no está acompañado de otras decisiones para bajar la inflación, las expectativas no se verán alteradas. De manera que más tarde o más temprano, los precios tenderán a subir. Además, sería iluso pensar que un acuerdo como éste servirá como una forma de contener las paritarias. De hecho, podría funcionar incluso en el sentido contrario, alimentando nuevas demandas salariales pasados los dos meses de estabilidad.
Hay que tener en cuenta que los niveles de inflación que existen hoy en Argentina son principalmente una expresión de desequilibrios macro, y no micro. Por tanto, pensar que una estrategia centrada exclusivamente en medidas orientadas a la microeconomía -como son los acuerdos de precios- constituye una solución que, al menos luce desacertada. En otras palabras, si el gobierno en verdad empezó a preocuparse por el tema de la inflación, y por tanto, desea poner en práctica un plan para contenerla, necesariamente éste deberá involucrar a la política macroeconómica.
En el contexto actual, cualquier iniciativa anti inflacionaria debería contemplar al menos tres puntos:
1. La recomposición del INDEC, y a través de esto, la realineación de las expectativas de inflación en torno a un índice creíble.
2. El desarrollo de instrumentos que promuevan la inversión. Es que si bien en el corto plazo esta estrategia podría sumar algunos puntos al ritmo de suba de precios, permitiría en un horizonte de mediano plazo resolver el desequilibrio existente entre la velocidad de crecimiento de la demanda doméstica en relación a la oferta interna (o sea, el exceso de demanda en el mercado de bienes y servicios).
3. La contención del ritmo al cual se expande el gasto público y, dada la endogeneidad de la política monetaria, de la cantidad de pesos en circulación. Es que en buena medida, hoy el problema inflacionario en Argentina está asociado a un exceso de oferta de pesos. Esto es, sobran pesos porque la oferta es altísima (principalmente para cubrir las necesidades del Tesoro) y porque, producto de esa alta emisión, la demanda es cada vez más baja.
Así, en la medida que no exista una estrategia coordinada y bien comunicada que incluya al menos estos tres puntos, la inflación seguirá siendo el problema económico más importante y evidente con el que tendrán que lidiar los argentinos.