Análisis

Fiscal

13/04/2015

Enero preanuncia un año complejo en materia fiscal

Soledad Pérez Duhalde Coordinadora de Análisis Económico

Como estaba previsto, la situación fiscal en el comienzo del año continúa deteriorándose. Por el lado de los ingresos, se siente el impacto de la caída del nivel de actividad y del desplome del comercio exterior, junto con la baja del precio de los commodities. En materia de gasto, la obra pública presiona al alza, al tiempo que el menor precio del petróleo ayuda a moderar el aumento de los subsidios. No obstante, el desbalance fiscal se agrava y, con ello, la dominancia fiscal sobre la política monetaria, lo que incrementa los riegos de mantener el rumbo actual.

El gobierno decidió demorar la publicación de los datos fiscales de enero, dándolos a conocer recién el último día hábil de marzo. La demora en la publicación de los datos podría ser parte de una estrategia para evitar revelar cifras adversas.

Tal como venimos anticipando en nuestro escenario base, la profundización del deterioro de la cuenta de ingresos y gastos refleja la necesidad del gobierno de hacer crecer su capital político en el año electoral. Así, pesarán a lo largo de 2015 el gasto social pero también la obra pública, un rubro en el que, a través de las transferencias no automáticas a las provincias, el gobierno puede ganar adeptos de cara a los comicios. En este marco, la menor suba de los subsidios energéticos gracias al abaratamiento del petróleo a nivel internacional, no será suficiente para revertir la tendencia.

Los números del primer trimestre del año comienzan a ratificar estas ideas. La recaudación durante el período continuó marcando récords nominales, con un monto total de ARS 329.417 millones, lo que representa un aumento del 31,7% interanual. Si se compara este incremento con la suba de los precios durante el mismo período, el resultado es una caída de la recaudación en términos reales, en torno al 2,7% según nuestras estimaciones.

Entre los rubros de la recaudación tributaria que más crecieron en el arranque de 2015 se encuentra el impuesto a las ganancias, que marcó una suba de 40,3% interanual, recaudando ARS 71.979 millones. Con esto, queda a la vista la relevancia de este tributo para el gobierno nacional. De ese total, el 19% sería recaudado por el impuesto a las ganancias sobre los trabajadores, lo que ha sido motivo de controversia y de un paro de transporte el pasado 31 de marzo.

En cambio, otros impuestos han mostrado un desempeño menos auspicioso. El IVA, el tributo que más recaudó, creció 27,2% anual en el primer trimestre de 2015, con lo que en términos reales también se contrae. Esto refleja el escaso dinamismo de la actividad económica, producto de los desequilibrios acumulados.

Por su parte, los impuestos asociados al comercio exterior dan cuenta del complejo panorama que enfrenta el intercambio con el resto del mundo, marcado por el atraso cambiario, la baja de los precios de los commodities, un Brasil poco dinámico, y una política sumamente restrictiva para las importaciones. En este marco, los derechos de exportación se contrajeron 6,9% anual, mientras que el IVA DGA y los derechos de importación mostraron subas de 8,2% y 15,8% anual, variaciones que en comparación con la inflación resultan en fuertes contracciones reales.

A este cuadro de ingresos débiles en términos reales se suma un gasto que continúa acelerando su tasa de crecimiento. Durante el primer mes de 2015 (último dato disponible), el gasto total creció 44,8% respecto del mismo mes del año anterior. Según la información del Ministerio de Economía, este incremento superó en 12,3 puntos porcentuales la suba de los ingresos totales, lo que terminó generando un resultado primario negativo de ARS 1.457 millones, sin descontar las asistencias de la ANSES y el BCRA. Neteando esa asistencia, el déficit en el primer mes del año resultó en ARS 5.939 millones, marcando una suba de nada menos que 170,0% interanual.

Lo observado es consistente con el análisis que venimos haciendo respecto del comportamiento fiscal en el año electoral. Es que es esperable que, en el marco de la contienda, el gobierno agudice el sesgo expansivo de esta política, con el objeto de fomentar el consumo y alentar la actividad económica. Así, no sólo se potenciarán los anuncios sociales que ya han resultado abundantes en la primera parte del año, sino que también se buscará darle impulso a la obra pública.

Respecto de esto último, los números de enero ya comienzan a adelantar esta tendencia, siendo los gastos de capital los que más subieron dentro de los rubros de peso en las erogaciones, con un 47,8% anual. Además, hay que tener en cuenta que el aumento del gasto habría sido aún mayor si no fuera por la desaceleración observada en las transferencias al sector privado, que en enero avanzaron 21,3% interanual, tras marcar una suba de 59,1% en 2014. Este menor dinamismo está explicado fundamentalmente por la caída del precio del petróleo, que redujo la necesidad de subsidiar las importaciones de energía a través de CAMMESA. Así, esperamos que tanto los subsidios al transporte, como las transferencias destinadas a paliar el déficit de las empresas públicas crezcan a mayor ritmo que los subsidios energéticos. Sin embargo, estos cambios no impedirán que los subsidios al sector energético asciendan al 3,8% del PIB, un poco por debajo del 4,2% del año pasado.

Como era de esperarse, la situación fiscal tendió a agravarse en el comienzo del año, marcando la tendencia de lo que observaremos en este 2015 electoral. En este escenario, la pregunta es cómo hará el gobierno para financiar su creciente rojo, en el marco de un acceso limitado al crédito externo. Y la respuesta es sencilla. El BCRA continuará siendo el principal financista del Tesoro.

Aun cuando el gobierno logró colocar recientemente un bono en el mercado local, hay que tener en cuenta que fue sólo por ARS 5.000 millones, mientras que las necesidades de financiamiento para este año ascienden a más de ARS 250.000 millones. Con esto, las presiones sobre la política monetaria seguirán firmes. Es probable que el Banco Central continúe controlando el impacto de la emisión monetaria sobre los precios mediante la colocación de títulos de deuda, aunque se muestre menos moderado que en 2015 en línea con el objetivo electoral.

Así, como mencionamos en nuestro último informe trimestral de proyecciones, el deterioro fiscal presionará al Banco Central a acelerar la expansión monetaria (que de hecho ya se ubica en 32,0% anual, desde un mínimo de 14,7%% en mayo de 2014) para cubrir la brecha del Tesoro, generando el riesgo de que se produzca una caída de la demanda de dinero, lo que significaría una mayor inflación y mayor presión en el mercado cambiario, con un incremento en la brecha y por ende en la devaluación esperada.