Análisis
Agro y ganadería
20/03/2015Un programa de estímulo a la producción con poco efecto sobre la producción

Coordinadora de Análisis Sectorial
El 17 de marzo de 2015 el gobierno nacional anunció el lanzamiento de un programa de estímulo para compensar a pequeños productores frente a la caída de los precios de los commodities. La medida, si bien representa un alivio para los productores más pequeños, está lejos de resolver las principales problemáticas centrales del sector.
El 17 de marzo último el gobierno nacional anunció el lanzamiento del “Programa de Estímulo al Pequeño Productor de Granos”, en un marco de precios declinantes de los commodities. Este busca otorgar compensaciones económicas a los pequeños productores de los principales granos exportados por el país. Abarca a todos los productores de trigo, maíz, girasol y soja que en 2014 hayan cosechado 700 toneladas o menos, considerando la producción total y sin discriminar por cultivo.
En total, la medida alcanzará a 46.121 productores, que representan el 69% del total pero sólo el 12% de la producción. El beneficio es segmentado, beneficiando en mayor medida a los productores más pequeños, con compensaciones que quedarán determinadas por la siguiente escala:
Por ejemplo, si una explotación produjo hasta 100 toneladas en 2014, entonces recibirá un monto de ARS 450 por tonelada en concepto de compensación; mientras que si produjo de 100 a 200, recibirá un monto de ARS 383 por tonelada. Los más grandes (en este grupo de pequeños), aquellos que produjeron entre 600 y 700 toneladas, en cambio, recibirán ARS 45, con un tope máximo de ARS 31.500 anuales.
En total, la medida tiene un costo fiscal máximo de ARS 2.500 millones para este año.
La medida no impacta en las decisiones de producción y deja de lado cultivos
La medida se asemeja a una política distributiva, más que a una de incentivo a la producción. Es que el programa no genera incentivos ni distorsiona las decisiones de producción, dado que el cálculo para la retribución se basa en los montos producidos durante 2014. A su vez, la producción 2015 ya está determinada dado que se ha concluido la siembra de todos estos cultivos. Solamente resta determinar la campaña 2015/16 de trigo, que comenzará a sembrarse en los próximos meses, y se cosechará entre fines de 2015 y comienzos de 2016. Finalmente, con respecto a las campañas futuras, es previsible que tampoco tenga un impacto en la producción dado que el programa termina en diciembre 2015, y, si bien podría prorrogarse, esto no está asegurado, menos ante un posible cambio de gobierno.
Tampoco incluye a cultivos como la cebada o el sorgo, así como a las economías regionales (maní, arroz, etc.), sectores que también se ven afectados por los derechos de exportación (cebada y sorgo tributan una alícuota de 20%). En algunos casos, esto puede justificarse teniendo en cuenta que la caída en los precios internacionales ha sido menor (por ejemplo, en el sorgo el precio actual de hecho supera al de comienzos de 2014), pero otros granos también han sufrido fuertes bajas en la cotización (20% interanual para la cebada, por ejemplo).
No contempla diferentes ecuaciones económicas entre los distintos cultivos
Otros inconvenientes de la medida propuesta tienen que ver con la no contemplación de las diferencias de rindes y márgenes entre los cultivos.
Dado que las compensaciones se entregan en función de las toneladas producidas, puede darse el caso de que se entreguen montos iguales a explotaciones que generen ingresos y márgenes de beneficios muy distintos. Por poner un ejemplo, 100 toneladas de soja se cotizan en el mercado a USD 27.400, mientras que la misma cantidad de trigo asciende a USD 11.500. Sin embargo, el subsidio será de ARS 450 por tonelada en ambos casos.
Tampoco considera las diferencias de rindes entre los principales cultivos. Un productor de maíz con poco más de 100 hectáreas podría superar las 700 toneladas de producción y quedar excluido del beneficio. En cambio un productor con 100 hectáreas de soja podría recibir una compensación de ARS 293 por tonelada, lo que puede equivaler hasta a ARS 87.000 cuando es un cultivo que de por sí ya maneja mayores márgenes productivos.
Además, es un beneficio relevante solamente para los productores más pequeños. Dado que el monto de las transferencias por tonelada producida se reduce para los agricultores de mayor producción, las transferencias sólo representan un monto significativo para los productores de hasta 400 toneladas. Un productor de soja podría sobrepasar ese límite cosechando alrededor de 150 hectáreas, mientras que en el caso del maíz, apenas 60 o 70 hectáreas podrían ser suficientes.
No ataca las problemáticas centrales.
Entre los productores, existe un elevado grado de desconfianza debido a experiencias pasadas que no dieron resultado, destacándose las denuncias por atrasos en las devoluciones y problemas para el cobro de reintegros a la exportación.
Pero lo más importante es que el programa no ataca las principales problemáticas del sector, entre las que destacan la elevada presión fiscal (derechos de exportación de 35% para soja, 23% para trigo y 20% para el maíz), las restricciones a las ventas externas (en el caso del trigo genera importantes diferencias entre el precio disponible y el FAS teórico) las dificultades para la importación de insumos y el atraso cambiario.