Análisis
Agro y ganadería
24/10/2014La necesidad de divisas abre la posibilidad de corregir distorsiones en el mercado de trigo

Coordinadora de Análisis Sectorial
El gobierno tiene en 2015 la oportunidad de abrir un mayor número de exportaciones de trigo, ya que además del mayor nivel del saldo disponible por la cosecha (7,4 MT versus 5 MT en la campaña 2013/2014), posee una creciente necesidad de divisas, variable clave para la recuperación de la actividad económica. Argentina tiene potencial para volver a ser un exportador de trigo confiable para los principales compradores mundiales. El desafío es generar la confianza necesaria en los productores.
Pese al daño
causado por las inundaciones en importantes áreas trigueras de la provincia de
Buenos Aires, el área sembrada de trigo para la campaña 2014/15 finalizó en 4,1
millones de hectáreas (13% más que la campaña anterior). Con condiciones
climáticas favorables, esto podría resultar en una producción de trigo cercana
a las 10,8 millones de toneladas (MT). Dados los stocks existentes de trigo y
descontando el consumo interno para semillas y molienda, se podría estar frente
a 7,4 MT disponibles de trigo para exportación.
Sin embargo, a poco de iniciarse la cosecha aun no se ha anunciado qué monto se
autorizará para la exportación de la campaña 2014/15. Los 0,4 MT anunciados en
los últimos días es un monto reducido y corresponde a saldos de la campaña
anterior. El problema es que cuanto más se acerque la cosecha, como la oferta
excede a la demanda, si se cierra la posibilidad de exportar, esto genera la
expectativa de sobreoferta de trigo en el mercado interno y deprime el precio
local que recibe el productor. La limitación de los Registros de Operaciones de
Exportación (ROEs) ha tenido a lo largo de los últimos años ese objetivo, el de
actuar como disciplinante de los precios internos. Sin embargo, un balance de
los resultados a lo largo de la última década pone en evidencia que tal política
no resultó para nada efectiva.
Por el contrario,
fue tal la distorsión sobre el mercado y el desincentivo al productor, que la
producción se redujo de 14,5 MT en la campaña 2006/07 a niveles apenas
superiores a las 9MT en las dos últimas campañas. En el mismo período, el
precio del cereal logró desacoplarse del precio internacional sólo al
principio, pero luego fue tal la reducción en la oferta que el precio local
sobrerreaccionó al alza a partir del 2012, superando incluso el precio
internacional de la soja en el último cuatrimestre de 2013. En 2014 volvió
a ampliarse la brecha, ante la entrada de la nueva campaña y la continuidad de las restricciones a la exportación.
En el trayecto
Argentina dejó de ser para el mundo un proveedor confiable del trigo, e incluso
hemos perdido participación en las importaciones de trigo de Brasil (cuando
tradicionalmente explicamos más del 95%, hoy menos del 30%).
Por lo tanto, la política de restringir exportaciones para contener los precios
internos de los alimentos sólo fue efectiva en períodos cortos de tiempo. Esta
estrategia no resulta sustentable en el largo plazo porque no resuelve los
desequilibrios macroeconómicos que explican la elevada inflación. Esto
constituye una muestra clara de que no se puede corregir la macroeconomía
mediante intervenciones microeconómicas.
Es en este contexto en el que el gobierno tiene en 2015 la oportunidad de abrir
un mayor número de exportaciones de trigo, ya que además del mayor nivel del
saldo disponible por la cosecha, posee una creciente necesidad del ingreso de
divisas, variable clave para la recuperación de la actividad económica el año
próximo. Al precio de hoy, el máximo saldo exportable de 7,4 MT implica divisas
por más de 1.600 millones de dólares.
Argentina tiene potencial para volver a ser un exportador de trigo confiable
para los principales compradores mundiales. El desafío es generar la confianza
necesaria en los productores. Si esto ocurriese se podría recuperar el área
sembrada de 6 millones de hectáreas, que fue el promedio que tuvimos entre 2002
y 2008, y se podría alcanzar una producción de 17 MT (si se tiene en cuenta el
rinde promedio de los últimos 5 años). De recuperarse estos valores más que
razonables para Argentina, se obtendría un saldo exportable de más de 10 MT, lo
representaría un ingreso de alrededor de 2.200 millones de dólares, un alivio
para la sequía de divisas por la que atraviesa el país.