Análisis
Logística
07/02/2014La actividad de servicios logísticos se agrava por las mayores demoras y aumentos de costos

Analista Sectorial
Luego de haber cerrado el 2013 con un incremento en la actividad de los servicios logísticos en torno al 4% producto de una mejora de la cosecha en relación con la campaña anterior, el comienzo del año 2014 sorprende al sector con fuertes desafíos.
Ya en los últimos meses del año pasado, el deterioro de la actividad económica de las principales industrias demandantes anticipaba malos augurios, que se reflejaron en una baja en la cantidad de vehículos pesados de carga circulantes por rutas en el último trimestre.
Para este año, se espera que la tendencia de deterioro se profundice. Si bien el volumen de cosecha esperado es algo superior a la del año pasado, la caída del consumo producto del deterioro del salario real, como también de actividades industriales de importancia para el sector y de las economías regionales (con fuertes dificultades en su inserción internacional) anticipan un crecimiento nulo para el sector de servicios logísticos.
Por otro lado, los costos directos del sector aceleran su marcha en el comienzo del año, en especial en el transporte de debido al incremento del precio de los combustibles. A dos años de la quita de subsidios al transporte de cargas y de la expropiación de YPF, los precios del gas oil vienen creciendo al ritmo de la inflación y de la devaluación, impactando de lleno en los costos logísticos. Asimismo, el deterioro del poder adquisitivo del salario genera una mayor disputa en la puja salarial, lo que anticipa fuertes ajustes para este año para los gremios relacionados con la actividad. La aceleración de la devaluación anticipa un gran desafío para el sector en el sentido que resulta más difícil trasladar los incrementos de costos a sus tarifas en un contexto de contracción de la actividad.
En este contexto, las empresas contratantes de servicios se encuentran más reacias a convalidar subas y procuran reducir la tercerización de servicios por lo que resulta esencial lograr mejoras en los procesos y eficiencia para de esta manera no perder rentabilidad. Esto tanto en la logística de distribución reduciendo los tiempos de recorrido como la logística de abastecimiento (recepción y almacenamiento de mercancías) mediante mejoras en la utilización de depósitos, agilización de trámites administrativos y facilitación de comercio.
Sin embargo, no se vislumbran mejoras en ese sentido. Por un lado, una contracción de la actividad económica, aceleración de la inflación y una mayor puja salarial hace prever un año con dificultades en lo que respecta a la conflictividad social, lo que alimenta el riesgo de incrementar los costos indirectos no contabilizados generados en las demoras de las entregas. El incremento de los tiempos de recorrido en los últimos años, en especial de la logística urbana, tiene relación directa con los conflictos sociales y los cortes de ruta, que aumentan la ineficiencia del proceso, factor clave en el negocio.
Por otro lado, tampoco se observan mejoras en la facilitación de comercio tanto en eficiencia administrativa y cargos, como tampoco en mejoras de accesos y ampliación de depósitos sino que las demoras y saturaciones en los puertos se agravan.
Luego de la modificación en la norma de control en los puertos que faculta a la Aduana modificar el método de pesaje adoptando el método de medición por calado “draft survey” en lugar de electrónico que venía siendo utilizado previamente, las cargas administrativas por mayores verificaciones incrementan las demoras en los despachos generando mayores riesgos de saturación.
Como resultado, los riesgos de alteración de la dinámica logística se incrementan año tras año, afectando la programación de cupos de carga y descarga de camiones, accesos viales y puertos. En un contexto de fuerte ajuste de los costos directos (salarios y combustibles), los costos indirectos producto de la ineficiencia generada en los plazos de entrega por aumentos de los plazos de recorrido se incrementan. A esto hay que agregar la saturación de depósitos que venía registrándose previamente, cuyo deterioro pasa a impedir la carga de mercadería entrante afectando nuevamente la cadena de distribución.
Estas restricciones y demoras pueden elevar fuertemente los costos operativos en cuanto a errores de previsibilidad, entre las que se pueden mencionar riesgos de desabastecimiento, diferencias de inventario o hasta la parada de alguna planta por no contar con la llegada a tiempo de los insumos. En esos casos, las consecuencias de la no calidad logística pueden afectar la operatoria corriente de las empresas demandantes.
Un sistema adecuado de infraestructura, la eficiencia en el transporte y la reducción de los costos indirectos son factores clave de la logística que resultan necesarios para enfrentar los desafíos actuales.