Análisis
Textil e Indumentaria
07/02/2014El deterioro del panorama de la industria textil ante el nuevo escenario macro

Analista Sectorial
Luego de un ciclo en el que el sector se encontró entre los ganadores del modelo gracias a las políticas de aliento del consumo, una economía protegida y un nivel de inflación que estimulaba el adelanto de las compras fogoneadas por descuentos y cuotas sin interés, el sector se encuentra con un abrupto cambio de panorama con respecto a la denominada ‘década ganada’.
Luego de haber cerrado el 2013 con una moderada contracción de la actividad industrial y del empleo, el inicio del año 2014 sorprende al sector textil con un deterioro de las condiciones que propiciaron un ciclo de crecimiento pocas veces registrado en esta actividad.
Primero, la caída de las expectativas del consumidor tras un complicado clima político y social al final del año pasado, que lo indujo a un comportamiento más cauto en sus decisiones de consumo, al tiempo que había incorporado la aplicación de descuentos como elemento determinante de sus compras. Esto instaló un clima más exigente que obligó a las cadenas de retail a adoptar una actitud más agresiva de descuentos para no resignar mercado, elevando así el nivel de competencia.
Esto se sumó a la aceleración del ritmo inflacionario que durante el año pasado superó a los salarios registrados y provocó un deterioro en el poder adquisitivo del asalariado, variable clave que dio impulso a la actividad comercial y productiva del sector en un contexto de crecimiento de los costos de la actividad por encima de los precios. El resultado se reflejó con el deterioro en el nivel de actividad.
El comienzo del 2014 la situación empeoró en estos sentidos. La brusca devaluación de finales del mes de enero impactó fuerte en el nivel general de precios, como también en los alimentos y por lo tanto en el poder adquisitivo del ingreso. En este contexto, los productos textiles deberán competir con productos de primera necesidad en un presupuesto familiar más acotado. Esto exigirá mayores desafíos, lo que anticipa un clima de mayor competencia en la disputa por el consumidor.
En un contexto de aceleración de los costos, la expectativa de deterioro de las ventas en términos reales podría tener impactos en la actividad productiva y en el empleo. Hasta el momento, las medidas restrictivas de comercio contribuían a la contención del sector mientras se deterioraba su competitividad cuando las ventas todavía crecían, pero no alcanzaron para evitar la contracción del ritmo de la producción.
La reversión del ciclo en las cadenas de indumentaria anticipa un panorama de mayores dificultades. Aunque por otra parte, la elevación del tipo de cambio podrá contribuir a la corrección de la competitividad de los productos encareciendo las importaciones, esto en la medida que el ritmo inflacionario interno no termine absorbiendo la ventaja en el precio relativo respecto a los importados. La mayor competencia y freno de las ventas deberían ayudar al freno del ritmo de los precios, aunque el arrastre del crecimiento de los costos dificulta esa posibilidad.
Ante el menor margen para el ajuste de las importaciones, como ocurrió en la última crisis en 2009, se espera una caída superior a la del año pasado para la actividad del sector textil.