Análisis
La industria petroquímica en Argentina | Petroquímica
03/09/2013La Petroquímica en Argentina ya tiene seis años de estancamiento

Analista Sectorial
El invierno de este año es uno de los períodos más bajos de la historia en el uso de la capacidad instalada de la industria petroquímica. El sector se enfrenta a grandes dificultades por escasez de materia prima y suministro de energía, sufre por la falta de una política energética coherente. La consecuencias se vieron en la balanza comercial del sector, que pasó en los últimos diez años de un equilibrio a un déficit de US$ 2.800 M.
Atrás quedaron los dos hitos de la historia que posibilitaron el desarrollo de la industria petroquímica en la Argentina. El primero fue el crecimiento del mercado interno tras la escasez de insumos intermedios en la época de la post guerra, que generó la necesidad de auto proveernos e impulsó a la construcción de las dos primeras plantas de América Latina en la década de 1940: lo que hoy es el complejo Gral. San Martín. El segundo, el descubrimiento del yacimiento de gas Loma de la Lata en la década de 1970, que avizoraba un horizonte de gran abastecimiento relativo de este recurso y viabilizaba la posibilidad de contar con una industria petroquímica propia de mayor escala.
La capacidad siguió creciendo al ritmo del consumo interno en los años posteriores, aunque el salto que duplicó la escala se produjo a fines de la década de 1990 cuando la expansión del consumo de productos derivados -algo postergada en la década anterior-, había dado un salto de 250%, convergiendo con las tendencias globales hacia un mayor uso de poliolefinas y termoplásticos. Asimismo, una mayor apertura al capital había dado un nuevo impulso para la radicación de plantas, principalmente en Bahía Blanca. Esto fue posible gracias a la disponibilidad de materias primas a precios muy competitivos.
2006, el último techo productivo
De esa forma, ante la posibilidad de autoabastecimiento, la balanza comercial del sector se mantuvo equilibrada. No obstante, esto solo fue posible sostener hasta el año 2006, cuando se llegó al pico de producción. Esta fue la primera señal de que debía contarse con una política energética sustentable que priorizara la reposición de los recursos consumidos y la incorporación de nuevos para el abastecimiento que el crecimiento del país requería. Pero el saldo comercial energético seguía siendo positivo, aunque se había reducido un 32% de US$ 5.800 M a casi US$ 4.000 M en solo un año.
A partir de entonces, comenzó una etapa de estancamiento productivo del sector con un promedio de producción en el período 2007-2012 de 6,1 millones de toneladas frente a 7,1 del pico de 2006.
Pero esta no es la única dificultad que atraviesa el sector. Otro hecho que marcó la escasez es el encarecimiento de la materia prima luego de la Resolución 1982/11 implementada el año pasado, que establece un cargo por importación de gas para grandes usuarios. Con este adicional, el costo de abastecimiento promedio pasó de 3 a 5,67 US$ / MBTU.
Sortear los desafíos se hace más costoso
Varias empresas se anticiparon a esta lógica y otras están en camino a ello. Entre los ejemplos destacados están Solvay Indupa con la construcción de una central eléctrica propia y la reconversión de calderas de vapor a combustibles liquidos, Profertil que este año anunció la ampliación de la capacidad productiva mediante una nueva tecnología que le permita utilizar menos volumen de gas, agua y electricidad y Dow mediante la reciente firma del acuerdo de entendimiento con YPF para el desarrollo conjunto del yacimiento El Orejano, en el que espera producir shale gas.