Análisis

Automotriz

11/05/2015

Un horizonte plagado de oportunidades y desafíos

Dante Sica Director

La industria automotriz está atravesando otro año de serias dificultades. Mientras tanto, el nuevo ciclo que se abrirá en 2016 traerá oportunidades de negocios en toda la cadena, pero también el desafío de recuperar la competitividad, tanto para poder enfrentar en los mercados a gigantes como México y los países asiáticos, como para fortalecer el entramado de proveedores autopartistas e incrementar el contenido local en la cadena.

La industria automotriz está atravesando otro año de serias dificultades. Las preocupaciones del sector en el corto plazo se resumen básicamente en tres puntos clave: el derrumbe de las ventas en Brasil, destino de la mitad de los vehículos producidos en Argentina; la agudización del deterioro de la competitividad por la apreciación cambiaria; y las dificultades para abastecer el mercado local, que se combinan con la elevada deuda comercial de las empresas con sus proveedores externos.

La caída de la demanda brasileña obligó a las terminales a recortar sus programas de producción respecto de los pronósticos de relativa estabilidad que se planteaban a principios de año. Hoy se espera una nueva caída de los niveles de producción del orden del 6%.

El retroceso de las exportaciones complica a su vez la operatoria en el mercado local, al reducir el ingreso de divisas y, con ello, las posibilidades de importación. En este nuevo contexto, los planes presentados por las empresas al Gobierno en el marco de la negociación por los cupos de asignación de divisas han quedado ya obsoletos y resulta evidente que los faltantes de oferta continuarán a lo largo de todo el año.

Es así como hoy se da la paradoja de que existe una considerable demanda insatisfecha en Argentina al mismo tiempo que se ubica en niveles record el excedente de capacidad en las fábricas de la región. En este marco, será una tarea difícil para las automotrices reducir su exposición en dólares, lo que resulta altamente riesgoso ante la expectativa de una corrección cambiaria en 2016.

Aguas arriba, las autopartistas se hallan en una situación crítica en términos de competitividad y se enfrentan a plantas brasileñas que cuentan con 40% de capacidad ociosa. Casi sin posibilidades de exportación, las empresas del rubro se refugian en las ventas de repuestos, que se mantienen estables, y monitorean de cerca los programas de las terminales, que se vienen deteriorando día a día y generan incertidumbre.

La contracara de este panorama poco alentador en el corto plazo es una serie de proyectos de inversión que permiten una mirada más optimista sobre la industria en el próximo quinquenio. Se estima que las automotrices invertirán unos USD 840 millones anuales entre 2014 y 2017, un 34% más que en el cuatrienio 2010-2013. Estas inversiones incluyen más modelos globales y el fortalecimiento del eje de especialización sobre las pick-ups y los utilitarios medianos, como plataforma de exportación a Latinoamérica.

Este nuevo ciclo traerá oportunidades de negocios en toda la cadena, pero también el desafío de recuperar la competitividad, tanto para poder enfrentar en los mercados a gigantes como México y los países asiáticos, como para fortalecer el entramado de proveedores autopartistas e incrementar el contenido local en la cadena.