Análisis
Comercio Exterior
27/03/2013“No creo en el Brasil de arriba del seis por ciento de crecimiento” (2ª Parte)
Entrevista a Dante Sica hecha por Tomás Bulat para la revista DEF de marzo 2013.
Optimista acerca del futuro del gigante latinoamericano, el director de la consultora Abeceb.com no deja de plantear un panorama realista para su porvenir. En una charla entre economistas, analiza los logros, las deudas y los desafíos del país que busca ubicarse como líder de la región y dar el salto a la categoría de “desarrollado”.
Mercosur y liderazgo regional
Tomás Bulat- Brasil da al Mercosur como prácticamente terminado. ¿Cómo ves el rol de Brasil hacia delante? Creo que con Unasur, Brasil está viendo que este es su barrio.
Dante Sica- El Mercosur viene perdiendo relevancia desde 2003 y 2004. No es de ahora. En ese momento, Brasil, sin decirlo, les quitó el pie del acelerador a las reformas económicas. Le fue quitando peso a la idea de avanzar hacia una unión aduanera. Nadie te va a decir que al Mercosur hay que dejarlo de lado, nadie se suicida, pero es claro que solo avanzamos en materia social, política o institucional y no en materia económica. Porque, de la mano de lo que charlábamos antes, hubo un cambio en la agenda de Brasil. Dejó de ver al Mercosur como una plataforma comercial, para transformarse en una plataforma de inversiones. De lo comercial ya no tiene más qué conseguir. Es primer proveedor en casi todos los grandes rubros.
TB- Claro, qué mas te voy a pedir, si ya no tenés mercado para mí.
DS- Brasil pasó de tener una agenda de acceso a mercados a tener una política donde la preocupación es el riesgo regulatorio. Qué va a pasar con mis inversiones, cómo va a tratar el impuesto a las ganancias, si me vas a dejar girar divisas, etc. Sin quitarle relevancia, porque el Mercosur sigue siendo el segundo o primer mercado según el sector de exportaciones que mires, ya no tiene el peso que tenía. Las preocupaciones de Itamaraty y del Ministerio de Desarrollo son las controversias con China, cómo pueden entrar mejor al mundo asiático para poder vender sus productos, cómo pueden aprovechar la crisis europea para comprar empresas e insertarse en los canales de comercialización de aquella zona, cómo van a entrar a EE. UU. en la competencia que tiene que ver con la mejora de su industria. La mirada es mucho más global. Unasur sigue siendo una constelación mucho más política que económica, pero cuando miran el Unasur miran también el declive de lo que fue la prevalencia de Venezuela, no solo por el declive de Chávez, sino también por el precio del petróleo. Brasil lo que necesita para presentarse en el mundo es ser cabeza de una región.
TB- Tiene que ser el fuerte de una región. Como Rusia también lo necesita.
DS- Y además porque son mercados interesantes, como los de Centroamérica. Hubo muchos sectores brasileños que estaban viendo acuerdos con países de Centroamérica como para hacer una especie de maquilas para entrar a los EE. UU. La mirada de la industria brasileña y de Itamaraty empieza a ser global.
TB- La mirada hacia Argentina es dentro de este contexto. Ya no hay una mirada para Argentina en particular, sino puesta en este contexto con su rol que tiene.
DS- Hasta los 90, Argentina y Brasil eran la Francia y la Alemania de la región respectivamente. Hoy Argentina sigue siendo importante y Brasil no puede tener una mirada de líder regional si no tiene una buena relación política con Argentina. Ha consolidado todas sus posiciones económicas, pero la relevancia que tenía Argentina en su momento como para acompañar y ayudar a Brasil a fortalecer su imagen ha quedado diluida. Hoy Brasil tiene marca por sí mismo.
TB- Lo que le agrega Argentina o no, no importa tanto.
DS- Lo que le agrega es estar bien con su principal socio económico y principal vecino. Argentina sigue siendo políticamente importante. Cuando solucione su problema de soft va a seguir siendo un país importante a nivel de la región. Lo que pasa es que hoy el aislamiento en el que ha entrado Argentina en materia financiera y en algunos temas de relaciones económicas hace que quizás, para algunos analistas, se piense que es un peso muerto para Brasil. Sin embargo no lo es. Es un peso importante, solo que hoy no tiene el brillo.
TB- No empuja nada.
DS- Es como la platería que va perdiendo brillo y se pone opaca. Está bien, está ahí, pero tenés que lustrarla un poco para que se note más.
TB- Tengo la sensación de que la línea general de la forma en que Argentina se va a insertar en el mundo la va a estar liderando Brasil. Hay 350 empresas brasileñas instaladas en Argentina.
DS- Sí, acordate de en que en 2000 había 60. Hoy hay más de 350.
TB- Entonces veo que las decisiones de inserción económica de la Argentina las va a terminar tomando Brasil sin decirlo, sino por medio de hechos. ¿Tenés una visión escéptica o medio optimista de esto?
DS- Desde el año 97 o 98, la agenda económica del Mercosur la fijó Brasil. Argentina en los primeros años tal vez discutía cuáles eran los mejores países para poder abrir negociaciones. Pero después la agenda la fijó Brasil.
TB- O sea que cuando íbamos a la Organización Mundial del Comercio, los temas eran los que planteaba Brasil.
DS- El que fijaba la agenda era Brasil y Argentina acompañaba.
TB- ¿En el grupo de los 20 pasa lo mismo?
DS- La relevancia es de Brasil. Hoy Argentina quedó como un invitado menor, más por los recuerdos de lo que fue su inversión en los 90.
TB- Pero Argentina nunca votó en contra de cosas de Brasil, siempre acompañó.
DS- Salvo en algunos temas de importancia para Brasil, como la silla permanente en el Consejo de Seguridad. Ahí se abre un debate interesante. Hay una mirada mucho más escéptica que dice que para que Argentina vuelva a entrar al mundo tiene que entrar de la mano de Brasil. Yo no creo que sea así. Brasil va a marcar el camino, pero donde Argentina logre articular un programa y recuperar políticas públicas más creíbles, va a tener capacidad para poder formar agenda propia. No quiere decir que sea una Argentina independiente del Brasil, pero tiene que recuperar autoridad, salir de discutir los problemas de los autos, las licencias y las autopartes, para discutir una agenda internacional mucho más completa. Al fenómeno comercial más importante de los últimos diez años, que fue la aparición de China a nivel mundial, Argentina y Brasil lo trataron en forma separada.
TB- Es verdad. Si al principal fenómeno lo trataste por separado, a los menores…
DS- Entonces creo que Argentina tiene que recuperar su lineamiento de política externa, su credibilidad a nivel mundial, y ahí va a estar en condiciones de sentarse con Brasil, no digo para torcer la agenda, pero sí para consensuar una agenda. Argentina tiene mucho para ganar todavía en el mercado brasileño y podría acompañar y ayudar a Brasil en algunas cuestiones, pero tiene entidad propia para poder volver a insertarse a nivel mundial. Tengo una mirada optimista porque estamos al lado de la sexta potencia mundial, a la que todavía le falta mucho, donde Argentina no tiene siquiera el diez por ciento del potencial que podría aprovechar de la expansión del mercado brasileño y donde con una política mucho más inteligente de acceso a mercados y de inteligencia estratégica, en términos de definir dónde podemos actuar juntos, tenemos mucho para hacer. Pero no necesitamos de Brasil para volver a sentarnos en Washington, ni en Europa, ni en Beijing. Argentina tiene posibilidades de tener una agenda propia, pero siempre consensuada en función de los intereses estratégicos de cada uno de nuestros países.
Un crecimiento realista
TB- ¿Sos optimista respecto del Brasil?
DS- Soy optimista, pero no creo en el Brasil de arriba del 6 por ciento de crecimiento.
TB- Eso no existe. Estamos de acuerdo. Además con un nivel de inversión del 19 por ciento, no hay forma de que crezcas más.
DS- Las economías que invierten entre el 19 y el 20 por ciento de su PBI, no crecen más del 4 por ciento. Entonces, dadas las características y el nivel de inversión que tiene Brasil, una tasa compatible con una inflación baja es del 4 por ciento. Si Brasil crece eso en los próximos años, para Argentina es la mejor noticia, porque tracciona el sector industrial. La correlación que existe entre el producto bruto industrial de Argentina y el de Brasil es muy fuerte. Eso quiere decir que la recuperación de la demanda brasileña empuja la industria argentina. Un Brasil creciendo a esa tasa en los próximos años es una muy buena noticia para el sector automotriz, agroquímico, gráfico, de metálicas básicas y el del acero. Se acabaron las tasas chinas y el impulso de los primeros cinco años de la década que pasó. Que Brasil crezca al tres o cuatro por ciento y Argentina restablezca su estabilidad macro, es lo mejor que nos puede pasar en los próximos diez años.
TB- Es interesante, porque en teoría es no pedir demasiado, pero ya sería mucho pedir.
DS- No, al contrario. Argentina tiene energía, minería y agricultura competitiva y abundante que va a generar una renta importante como para poder sostener la expansión y la mejora de nuestro aparato productivo. Si Argentina con esto logra consolidar una tasa de crecimiento del 3 o 4 por ciento, con una tasa de inflación de un dígito y emparda a Brasil en lo mismo, traccionando los dos países cinco años a la misma velocidad, estás empezando a hablar de los problemas del desarrollo.
TB- ¿Cómo ves los recursos humanos en Brasil?
DS- Tiene un desempleo muy bajo, un fuerte problema de mano de obra calificada igual que Argentina, pero lo que pasa con Brasil es que viene mejorando desde hace veinte años. Argentina venía de veinte años de deterioro. En la última década lo frenó gracias al financiamiento. Recién vamos a ver los resultados de lo que estamos invirtiendo -6 puntos del PBI en educación- dentro de diez años, porque por ahora tenemos maestros mejor pagos, pero no mejores maestros. Brasil desde hace 15 años viene tratando de aumentar los niveles de calidad de su aparato educativo y se empiezan a ver los resultados ahora, por ejemplo, mejoraron todas las evaluaciones PRISA. El año pasado pusieron en marcha un programa cofinanciado por organismos internacionales, empresas y el gobierno para mandar a cien mil universitarios a hacer posgrados en todo el mundo en Biotecnología, Oceanografía e Ingeniería, en especial en petróleo. Fue un país que venía muy relegado, pero que respecto de Argentina ya alcanzó la brecha que los separaba.
TB- ¿Qué pasa con la mano de obra no calificada? Para la construcción en el norte están trayendo gente de Haití. ¿Se va a convertir en un absorbedor de mano de obra no calificada de América Latina?
DS- En la medida en que la construcción de infraestructura traccione, es un polo de atracción. Ahora bien, Brasil tiene un problema educativo a nivel de base y tiene que mejorar mucho todo lo que es su economía informal. En Argentina pasa lo mismo, la mano de obra en construcción en su mayoría es mano de obra inmigrante.
1ª Parte de la entrevista